Periodo electoral de 2022: el más violento contra la prensa en la última década según la FLIP
“Basta con que tan solo un medio sea intimidado para que se produzca una reacción en cadena y otros medios también se atemoricen y se vean obligados a autocensurarse”, es una de las conclusiones de la Fundación para la Libertad de Prensa -FLIP- que, a través de un informe publicado este lunes, denuncia las trabas que tienen muchos medios de comunicación para ejercer libremente su ejercicio periodístico, sobre todo en zonas apartadas del país.
De acuerdo con la Ong, los primeros cinco meses de este año han representado la época más violenta para la prensa en Colombia, tomando como elemento determinante la época electoral y el paro armado decretado por el Clan del Golfo el pasado 5 de mayo; de hecho, ese mismo día, 15 medios anunciaron su salida del aire por amenazas de muerte de este grupo armado.
Cuatro meses atrás, el 20 de enero, fue detonado un carro bomba en Saravena -Arauca-, dejando como consecuencia daños a la estructura de dos medios de comunicación comunitarios, y en los días siguientes, 16 comunicadores populares recibieron intimidaciones. Con esto, los habitantes de esta población dejaron de recibir información, pero este no fue el único registro de intimidaciones.
Además, la FLIP reporta que del 1 al 20 de mayo un periodista fue amenazado día de por medio. Así las cosas, 97 comunicadores y medios de comunicación recibieron intimidaciones, cifra que aumentó con las cifras registradas en el mismo periodo de 2018, cuando se llevó a cabo la primera vuelta presidencial: 61 profesionales fueron víctimas de señalamientos.
Emisoras y medios digitales, los más atacados en la época electoral
El informe también arroja que los comunicadores que han sido amenazados trabajan, en su mayoría, en medios digitales (37) y estaciones radiales (30), de las cuales 17 son comunitarias. Cinco medios impresos y 10 televisivos también han sido víctimas de ataques y estigmatizaciones. Por otra parte, Arauca y Bajo Cauca son las regiones más peligrosas para el libre ejercicio de la prensa.
En el periodo estudiado por la ONG, 16 amenazas fueron recibidas desde Arauca, Arauquita y Saravena, Por su parte, Bogotá presentó 15 hechos y Antioquia nueve, cuya mayoría ocurrieron en Medellín y el Bajo Cauca Antioqueño. Durante el paro armado, el Clan del Golfo amenazó a dos emisoras comunitarias de esta última zona para que publicaran un panfleto, y en el Urabá dos periodistas fueron hostigados con tiros al aire para que dejaran de grabar unas tomas donde aparecían integrantes de esta banda criminal.
La Fundación para la Libertad de Prensa también advierte que el efecto cadena de los cierres de varias cadenas por las intimidaciones, “trae como resultado el silencio informativo, que en zonas de conflicto o con problemas de orden público puede ser devastador tanto para la prensa como para la ciudadanía”.
Cabe mencionar que en 37 casos de amenazas, los periodistas estaban cubriendo temas relacionados al conflicto armado y, en ese sentido, la FLIP indica que en los territorios donde “hay enfrentamientos con grupos armados es más riesgoso hablar de temas que afectan los intereses de personas que tienen un poder económico, social, político e, incluso, militar”.
La corrupción es el segundo tema por el cual los periodistas son amenazados, reportándose once casos de enero a mayo. Cinco periodistas que cubrían elecciones fueron hostigados y otros nueve recibieron advertencias por manejar temas de seguridad en regiones.
Finalmente, la oenegé encargada de velar por el buen ejercicio de la prensa señala que en redes sociales varios profesionales han recibido ataques intensos durante la campaña electoral, denunciando que “El gobierno de Iván Duque no ha rechazado este tipo de ataques y no ha adoptado ninguna acción de contingencia”, recordando los ataques que recibieron los periodistas encargados de cubrir el ataque militar en Alto Remanso -Putumayo- por parte del candidato presidencial Enrique Gómez.
“El clima para ejercer el periodismo se ha deteriorado por este aumento de las amenazas contra reporteros y reporteras”, expresó la FLIP en su informe.